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Meditación para el fin de año

 

Por Shikry Gama
Titulo original: «El mundo en el que vivimos» (Lucidación 97)
Esta meditación fue realizada en el año 1988

1.- Cuando observamos las multifacéticas realidades de este mundo nuestro, no podemos ocultar nuestra admiración por la grandeza de toda la creación; por las maravillas de todo cuanto existe en la naturaleza; por todas las complejas manifestaciones de las leyes de la creación y de todo cuanto vive. Sin embargo, tampoco podemos evitar experimentar angustia y temor cuando observamos que el hombre se ha transformado en un ser mucho más violento y peligroso que las especies irracionales. Pareciera que en este mundo en el que vivimos, se ha convertido en una fiera dispuesta a aniquilar a todo lo que le rodea. Ya no le basta depredar a las especies inferiores y la naturaleza de los bosques y de las aguas. Ahora ha brotado en él una fuerza interior maligna que lo induce a la depredación de su propia especie en una lucha fratricida que no tiene banderas ni fronteras.

2.- Es que cuando observamos los noticieros que nos traen la información de los acontecimientos de último minuto de cualquier punto del planeta, comprobamos desconcertados que lo que sucede en otras partes es igual a lo que está sucediendo en nuestro país, en nuestros pueblos. Y esto evidentemente nos angustia, porque de alguna manera vamos comprendiendo que el mundo en el que vivimos está sufriendo una horrible pesadilla de violencia, de ofuscación, de pasiones, de vicios que no sabemos a dónde conducirá a nuestra propia especie.

El nuevo campo de batalla de la guerra mundial

3.- Aquel estigma tan temido de las guerras mundiales ha quedado en el pasado porque ya no se vislumbra los enfrentamientos de cantidades de hombres en determinados campos de batalla. En la actualidad estamos viviendo una nueva modalidad de la guerra en el que el campo de batalla ya no es un lugar determinado en el planeta o en el programa geográfico, sino que se ha trasladado ese campo de batalla a todos los lugares del mundo; a todos los hogares y a todos los sitios donde los hombres vivimos cotidianamente. La guerra mundial que vivimos hoy ya no es una guerra por querer detectar una frontera física, sino más bien estamos frente a una violencia de ideas, de pasiones, de codicias y de ignorancias.

3.1.- Por donde miremos, por donde vayamos, en cualquier parte encontramos los mismos signos: luchas entre hermanos coterráneos. Una lucha que no tiene cuartel, una lucha inspirada por pasiones de codicias de dinero, en la creencia de que con dinero resolveremos todo. Una búsqueda insaciable por el metal que ya no asume criterios selectivos de cómo obtenerlo honestamente, sino que sencillamente se busca el dinero por el dinero, haciendo cualquier cosa, vendiendo nuestro cuerpo y hasta nuestra alma a quien sea el mejor postor de aquello que queremos.

Confusión de valores y de ideas

4.- Y es que los hombres han confundido todos los valores, han perdido el equilibrio mental de lo que es ético, de lo que es correcto y conveniente para todos. No hablemos de moral, porque aquello no es más que una historia pasada, estamos frente a un mundo en el que hay que enfrentarse a cualquiera que se nos acerque en forma agresiva sin interesar siquiera ni quién es, ni qué quiere ni qué cree. Es una lucha contra todos sin saber por qué ni para qué.

5.- Sin darnos cuenta nos hemos ido volviendo extraños los unos a los otros, desconfiados los unos de los otros, temerosos los unos de los otros, al extremo de que ya no sabemos en quién ni en qué confiar.

6.- Cuando observamos este caótico mundo en el que estamos viviendo nos preguntamos ¿por qué estamos así, qué ha sucedido para que los hombres hayamos caído en tan grotescas confusiones, en circunstancias en que nunca como en el presente hubo tan amplia comunicación masiva?

6.1.- Jamás los seres humanos tuvieron a su alcance mayor cantidad de información y conocimientos que en el presente. Jamás en la historia antigua del hombre algún ser humano tuvo a su alcance tanta información de lo bueno y de lo malo como en el presente. Jamás se le dio tantas facilidades para estudiar, para instruirse y para informarse. ¿Por qué entonces este hombre que ya no está marginado por el alfabetismo o por el primitivismo de su pueblo, por qué ha caído a tales grados de degradación ética?

7.- Cuando pensamos en estas cosas y cuando recordamos que el hombre no es más que fruto de la cultura que predomina en su medio y que esta cultura no es más que la suma de las ideas que le enseñan desde joven, desde niño en el hogar, en las escuelas, en todas las vías de comunicación, no podemos impedir asumir una actitud crítica frente a todo lo que ha convertido al hombre de hoy en este hombre caótico. De alguna manera tanto conocimiento llevó a una confusión de ideas y a una especie de envenenamiento mental que nos tiene a los unos contra los otros.

La culpabilidad

8.- ¿Quiénes son los más culpables? Es difícil decirlo, pero lo que sí podemos afirmar es que aquellos que tuvieron la responsabilidad de formarnos con una mentalidad mejor para un mañana mejor, fallaron. Sus ideas fracasaron, sus postulados demuestran por sus frutos que fueron equivocados, porque hoy estamos cosechando lo que se ha venido sembrando en las últimas décadas. Y, por si la violencia humana fuera poca, pareciera que incluso la mama pacha, la Tierra, estuviese también protestando contra estos sus habitantes que la pueblan, porque en todas partes la Tierra se sacude, reacciona como queriendo eliminar tanta nequicia de la gente.

9.- Y entonces tenemos que meditar adónde nos han conducido todas estas ideas, todas estas creencias, porque estamos llegando al final de un año negro en la humanidad muy especialmente en nuestro Perú y los pronósticos que se pueden entrever de esta causa. No es necesario ser adivinos para percibir el futuro que nos espera en el 89. De alguna manera, ideas barnizadas de amor, de bondad, de espiritualidad, de progreso, de fraternidad y de unión, han sido las causas de toda esta desunión, de este odio y esta lucha fratricida que nos conduce insensátamente a una violencia sin norte ni objetivo claro.

11.- Los tiempos y los signos que nos muestra nuestra sociedad nos dicen claramente que tenemos que asumir una actitud crítica, que tenemos que revisar profunda y sinceramente todo cuanto se nos ha venido dando, porque aun cuando pareciera sabroso y bello, nos están envenenando. Un envenenamiento que no mata el cuerpo pero que si enardece los sentidos y la mente hasta generar unas actitudes paranoicas que día a día hacen de nuestros semejantes como de nosotros mismos seres esquizofrénicos que poco a poco vamos perdiendo la capacidad de convivir hasta con nosotros mismos.

Meditemos

12.- Meditemos como un periodo de preparación para esta ceremonia crucial de fin de año, de tal manera que nuestras mentes con mayor entendimiento de este problema y drama nuestro, pueda elevar sus pensamientos con conclusiones claras para pedir a Eón que nos ayude a encontrar el camino de la redención humana; porque estamos viviendo una etapa verdaderamente dramática y caótica. Tampoco podemos deshacernos del problema con decir no es nuestra responsabilidad, no es nuestro problema, nosotros tenemos otras actitudes, allá los que son víctimas de sus creencias negativas.

12.1.- De alguna manera aquellos que tenemos una asistencia que nos hace ver con más claridad los factores del problema, estamos también comprometidos a aportar soluciones. No podemos ser egoístas en solo resolver nuestra subsistencia refugiándonos en nuestra paz o nuestra visión clara de las cosas con solo tener caridad y conmiseración con aquellos que sufren. Es nuestro deber asumir un reto de servicio en la medida en que cada cual pueda proyectarse a los suyos. Es necesario que llevemos nuestra luz a aquellas mentes que se tropiezan en la oscuridad de sus propias existencias.

13.- Por eso necesitamos meditar en estos días, días de balance social en todas partes del mundo, días en que los hombres hagan un alto en las vorágines de sus pasiones diarias para analizar sus propias realizaciones, sus fracasos y de alguna manera inconsciente e intuitivamente elevar sus pensamientos hacia sus búsquedas de un mañana mejor. Y esto es lo que debemos aprovechar, especialmente a fin del año para poder canalizar esos pensamientos hacia Eón y pedirle que ilumine a los hombres, que nos haga entender el dónde y por qué de los errores y de las consecuencias de lo que vivimos, que nos haga comprender cómo y para qué debemos asumir actitudes de cambio.

14.- Meditemos hermanos y pidamos a Eón para que nos ilumine y que ilumine a todos los hombres del mundo sin distingos de razas ni de credos.

Peticiones a la Divinidad

Tu Eón de inteligencia eterna, que eres la suprema potencia del universo, infundid en nuestra naturaleza esa fuerza de voluntad que es necesario poseer para doblegar nuestras potencias interiores.

Tu Eón de inteligencia eterna que eres la suprema conciencia del universo, verdadera semejanza de nuestra naturaleza con vuestra esencia, permitidnos percibir a través de nuestra conciencia aquellas cosas que queráis revelarnos para conocernos mejor y para conocerte mejor.

Tu Eón de inteligencia eterna, que eres la luz sempiterna del universo, iluminad nuestra mente y nuestro raciocinio, para que podamos percibir con mayor claridad el devenir de nuestros actos y nuestros pensamientos de tal manera que podamos planificar un mañana de paz y de luz para aquellos que nos rodean como para con nosotros mismos.

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