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Civismo y mística

¿A qué se ha denominado Civística y qué lugar tiene entre las enseñanzas y actividades del Septrionismo?

La supervivencia de la sociedad actual está profundamente condicionada a una interdependencia de unos pueblos con otros. Esta obligada convivencia modificará progresivamente los códigos de la cívica y de la política de los pueblos, en la búsqueda de una concordia basada en la unidad de los intereses, de las necesidades y de los problemas. Esta unidad humana es factible de obtener en la ética y en la moral de sus tratados; y de ellas implican una actitud semejante a la mística. Por eso se ha dado en decir la mística de los pueblos… la mística de la política, etc., en el afán de INVOCAR esa unidad en el nombre de la creencia monoteísta de la época.

El término civística solidariza estas necesidades sociales a la vez que esclarece una nueva faceta de la vivencia humana, sin permitir distorsiones de las virtudes que son necesarias observar para una práctica recta de la mística, y que con tanta facilidad se desvía en la política por el desenfreno de las pasiones mundanas.

Para el septrionismo es de suma importancia porque en ella se compendia la ética, la cívica y el humanitarismo con las aspiraciones de una unidad místico-social en el nombre de una sola fuerza creadora que revela que somos hermanos en la misma carne, hermanos en el espíritu y hermanos en la única paternidad espiritual, sean cuales sean nuestros diversos credos.

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