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La búsqueda de una justicia social en el mundo

¿Cuál es el aporte del Septriónismo acerca de las inquietudes socioeconómicas y la búsqueda de una justicia social en el mundo y especialmente en los países de la Amazonía?

Shikry Gama: Absolver esta pregunta en forma concreta y total es imposible, porque la solución de uno de los factores puede ser incompatible con el otro. Efectivamente, hablar de soluciones socioeconómicas en un mundo en permanente evolución es ilusorio, pues la solución del presente no significará de ninguna manera, garantía para un mañana. De igual manera no creo que se pueda aspirar a una justicia y la igualdad tecnológica. La justicia y la igualdad socio-económicas exigirán un «equilibrio de factores determinantes», y un equilibrio supone tácticamente un estancamiento o quietud del dinamismo evolutivo de la vida misma; y esto es absolutamente incoherente. Estas conclusiones no suponen una abstención del Septriónismo, por el contrario, inducen a un replanteamiento del problema.

Para el Septriónismo, los problemas del mundo y de la sociedad, son problemas generados por todos los seres humanos. No por unos cuantos y otros no, sino absolutamente por todos los seres humanos. En todo problema hay cuando menos dos culpables. Y esta responsabilidad va desde los niveles familiares a los nacionales, sociales e internacionales. Las causas están preestablecidas en la idiosincrasia de los seres humanos y de los pueblos. No puede hablarse de justicia sino preestablecemos una igualdad de derechos y no puede equilibrarse los derechos mientras la participación y aportación de las cualidades, virtudes y eficiencias individuales no sean justipreciadas por la oferta y demanda social con igual remuneración.

Entre la justicia jurídica y la justicia social hay una abismal diferencia, porque mientras la primera ofrece igual trato para todos, la segunda compromete la igual aportación de todos. Y esto ha sido precisamente la falla de los seres humanos y de sus postulados, pues no será jamás justo que se distribuya por igual entre quienes no participan por igual en cualidades, virtudes y eficiencias. El problema socio-económico es consecuencia de los mismos factores.

En conclusión, encontramos que la causa de estos problemas es el ser humano. La solución esta condicionada a un cambio de su naturaleza y cualidades idiosincrásicas, propiciatorias de una capacitación uniforme de sus potencialidades tanto intelectuales, laborales como tecnológicas, con la única diversidad de sus virtudes y vocaciones. Para pretender este cambio es imperativo, primero que nada, reconocer y aceptar nuestra responsabilidad y culpabilidad en las causas del problema, sin ello seguiremos codiciando cada vez más la igualdad socio-económica, ahondando más y más nuestras injusticias en un contumaz esfuerzo destructor de nuestras aspiraciones.

El Septrionismo, por eso, planifica toda una acción transformadora en el ser humano, uno por uno, como en los movimientos ajedrecísticos, hasta llegar al infinito social. Cambiando al ser humano, éste modificará su mundo y superará sus problemas actuales. La amazonía está llena de los mismos seres humanos que luchan contra su adversidad, por lo tanto, si ellos al igual que los otros, bajo nuestras enseñanzas aprenden a luchar por su prosperidad, habrán superado el problema que es común a todos.

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