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Propuesta social

¿Qué propone el Septrionismo a nivel social?

El Septrionismo está a la vanguardia de todo lo concerniente al desarrollo del humano. Estamos convencidos que el desarrollo espiritual no puede darse sin el desarrollo social. Esto implica transformar nuestros hábitos hasta ser y hacer en cada momento aquello que es mejor para todos, por encima de lo que nos conviene o gusta a nosotros únicamente. Por eso, las relaciones sociales, tanto en la familia como fuera de ella, cumplen un rol trascendental.

Para mejorar las relaciones sociales proponemos el desarrollo de una inteligencia social. Esta inteligencia nos permitirá convivir en armonía con las personas con quienes nos relacionamos.

Referencia a la palabra inteligencia: En estos tiempos ya es común escuchar hablar sobre la existencia de inteligencias múltiples. Pero en los años 60 cuando nadie hablaba todavía de esto Shikry Gama ya tenía esto muy claro, tan claro que predicaba la existencia de Dios como Eón de Inteligencia Eterna y que es el Dios de la multiplicidad de las inteligencias. Esta multiplicidad se refleja también en la inteligencia humana.

Siempre se habló de la importancia que tienen los derechos para los seres humanos. Nosotros estamos de acuerdo que así sea, pero consideramos de mayor trascendencia hablar de los deberes ya que anteceden a los derechos.

Por eso, la enseñanza septriónica dice:

“¿Has cumplido con tus deberes?… entonces tienes derechos, porque los derechos son hijos del deber cumplido”

Dentro del Septrionismo se practica la igualdad de los derechos y deberes tanto de los hombres como de las mujeres. Es así que las mujeres pueden ocupar los mismos cargos administrativos y ser ascendidas hasta la jerarquía espiritual más elevada. Aspiramos que  ambos den ejemplos de la ética y moral asumiendo sus responsabilidades familiares y profesionales.

La inteligencia social nos hace comprender que todo oficio y habilidad que hemos aprendido a desarrollar no tiene más fin que ponerlo al servicio de los demás para darle un sentido de reciprocidad  porque los unos necesitamos de los otros para dinamizar la productividad de nuestros recursos económicos para sentirnos realizados en plenitud. [eluc La Inteligencia, Item 14 ]

El individualismo es uno de los graves errores que estamos experimentando en esta época. Una manera de poder neutralizarla es desarrollando una conciencia trascendental porque yendo más allá de nosotros mismos lograremos realizarnos social y espiritualmente.
Por eso:

  • El problema de uno debe ser el problema de todos.
  • El interés de uno debe ser el interés de todos.
  • La aflicción de uno debe ser la aflicción de todos.
  • El goce de uno debe ser el goce de todos.
  • El anhelo y la ambición de uno debe ser el anhelo y la ambición de todos.
  • La miseria de uno debe ser la miseria de todos.
  • La riqueza de uno debe ser la riqueza de todos.
  • El triunfo de uno debe ser el triunfo de todos.

No deber haber uno si no hay todos

El Septrionismo es espiritualismo que busca el progreso de todos sin distingos de razas, de credos, de clases ni de religión. El trabajo es oración, pero esa oración es más agradable cuando se trabaja en bien del prójimo. El ser humano sólo será positivo al progreso y a la paz social trabajando, pero no solo trabajando para su propio beneficio, sino trabajando para el beneficio de sus semejantes.

Sustentamos el correcto ejercicio del derecho de la Autodeterminación. Los derechos de los estados y de las sociedades terminan donde empieza el sagrado derecho de la autodeterminación inherente a la naturaleza humana, respetando tanto el derecho de las minorías como de las mayorías.

Por eso hablamos del Estado Pueblo, que es la comunidad de mujeres y hombres en condición de ejercer con libertad el derecho de la autodeterminación. El Estado Pueblo debe garantizar el imperio de la equidad de los deberes y derechos políticos que permita ejercitar el derecho del sufragio para elegir al Gobierno que los represente y resuelva la problemática de la gobernabilidad con una coherente política tributaria y con una administración honesta de la hacienda pública, a fin de gobernar con equidad y justicia, para cumplir y hacer cumplir los deberes y los derechos contractuales de toda la ciudadanía, sin distinciones jerárquicas, ideológicas, religiosas, sociales, económicas u otras.

Los pobres necesitan de las oportunidades laborales que generan los ricos, y estos necesitan que los pobres progresen para tener capacidad de consumir lo que sus industrias producen. No podría existir el uno sin el otro, y nuestra sociedad necesita que ambos aprendan a convivir en armonía, para que el pobre sea menos pobre y el rico menos rico. [2.1.-  luc 23] Los derechos de todos los grupos sociales están en correspondencia con los deberes cumplidos.

El  Septrionismo promueve comunidades para aquellas personas que comparten nuestras ideas y desean colaborar en el logro de los objetivos personales y comunitarios.

La experiencia histórica nos demuestra que no basta vivir y convivir unos cerca de los otros como vecinos o como residentes para constituir una “Comunidad”. No, es necesario compartir muchos objetivos comunes, muchos esfuerzos mancomunados, muchas responsabilidades sociales, morales y éticas, a más de idearios comunes, para poder constituir una comunidad.

No es la infraestructura arquitectónica lo que constituye una comunidad. Un lugar o un conjunto poblacional solo se transforman en comunidad cuando sus integrantes participan por igual en todas las responsabilidades como en todos los beneficios.  ”Solo Cuando el Bien común es el Deber Común de Todos, Germinan los Principios Comunitarios”.  El bien no es exclusivamente la propiedad de las cosas, lo son también los beneficios y los servicios que el ser humano recibe de las acciones sociales del bienestar común.   Estamos convencidos que los servicios constituyen el mayor patrimonio al que el ser humano puede aspirar y estos solo se logran al amparo de la vivencia comunitaria.

El ser humano ha soñado siempre con la igualdad de derechos, más nunca ha querido aportar igualdad de responsabilidades y deberes.   Ha deseado siempre recibir todos los beneficios de la sociedad más nunca ha querido dar ni aportar nada a cambio de esas metas.

Dicen las enseñanzas universales: “Hay que Dar para Recibir”, si los miembros y residentes de una comunidad quieren recibir los servicios del bien común, es indispensable que se despojen de sus egoísmos y que aprendan a dar de si mismos y a participar con responsabilidad y seriedad en todas las actividades y necesidades del cotidiano vivir.

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